Columnista Invitado: Dr. Santiago Rojas. Médico del cuidado paliativo y profesor de nuestro nuevo curso “El sueño, el gran reparador” y el curso “Inteligencia Emocional y manejo del estrés”.
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Todos tenemos un reloj interno en nuestro cuerpo, más específicamente en una parte del cerebro llamado hipotálamo, que genera un ritmo organizado de cerca de 24 horas, lo cual regula todo el metabolismo corporal, permitiendo un equilibrio entre el sueño y la vigilia. Este reloj interno se adapta al reloj externo del lugar, fundamentalmente a la salida y puesta del sol, por ende, a la exposición a diferentes tipos de luz, así como alimentos y medicamentos entre otros.
Gracias a este ciclo nos sentimos “sintonizados” con las condiciones horarias de un lugar geográfico determinado, siendo alterado cuando nos desplazamos hacia un huso horario diferente en el planeta, como cuando viajamos en avión del continente americano a Europa (oeste a este), así como al regreso (este a oeste). Esta alteración se conoce como ”jetlag” o “síndrome de los husos horarios”, que se caracteriza por fatiga, alteraciones de la atención y memoria, confusión, irritabilidad, somnolencia sin poder conciliar un buen sueño reparador, malestar general, e incluso en ocasiones náuseas, diarrea y vómito.
Esta alteración drástica del reloj biológico, tarda aproximadamente un día para compensar plenamente cada hora a la que se ve expuesto el cambio de horario del origen al destino, siendo más intenso para la mayoría de viajeros que se desplazan del oeste al este, pues se acortan las horas del día y del descanso, al ir en contra del propio reloj biológico.
Esta molesta sensación puede ser menguada con algunas acciones en el vuelo tales como una buena hidratación abordo, la posibilidad de un descanso en el trayecto, la ingesta no exagerada de alimentos, y la ausencia de consumo de alcohol y/o bebidas estimulantes en exceso.
Además, al llegar al lugar de destino, adoptar de una vez el horario local en el sentido estricto del término, estando despierto y activo durante el día, teniendo exposición a la luz solar, al tiempo que se ha de acostar a dormir en el horario nocturno con ausencia total de cualquier tipo de luz. Es importante además no haber ingerido ninguna comida copiosa ni alcohol ni estimulantes, evitando también una hora al menos antes de acostarse la exposición a las pantallas de televisores, celulares y computadores, las cuales emiten luz azul que bloquea la secreción interna de melatonina. Esta hormona juega un papel crucial en los ritmos de sueño y vigilia, favoreciendo que el organismo se sincronice de manera natural con los ciclos horarios externos del lugar, siendo secretada por la ausencia total de luz, de ahí su importancia de no exponerse a ella. En algunas personas el uso de suplementos de dicha hormona, únicamente al momento de acostarse en el horario nocturno, suele ayudar a una sincronización más inmediata.
Por otro lado, es bueno tener en cuenta los horarios de toma de medicamentos para conservar los tiempos previamente acordados desde el origen, en los que son determinados con periodicidad horaria estricta, por ejemplo antibióticos, ajustando al horario de destino los que son relacionados con las actividades del día, como los relacionados con la ingesta de alimentos y/o antes de dormir.
Recuerda, con todo lo anterior, lograrás estar más rápidamente en el aquí y el ahora del lugar de destino, lleno de motivación y capacidad para afrontar la realidad del nuevo presente que te depara la vida.
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