Nuestro mundo puede ser un lugar que nos divide y polariza. Los últimos tiempos han sido, sobre todo en muchos de nuestros países, un testimonio de ello, ya que hemos vivido lo que parece ser una grieta cada vez mayor en nuestra sociedad. Las disparidades de raza, género, identidad sexual, situación económica e ideología son como heridas abiertas que no han podido cicatrizar.
C
on cada paso que damos hacia la igualdad y la unidad, parece que damos tres pasos atrás. El peligro es que, si no se curan, estas divisiones seguirán alimentando un ciclo interminable de ira, odio y violencia que se arraiga más y más.
Los seres humanos por naturaleza vivimos en comunidad. Nuestros ancestros primitivos crearon una estructura tribal para proteger a sus miembros de influencias externas que pudieran amenazar la seguridad de la familia o el clan. Desconfiábamos de los forasteros y de cualquiera que fuera diferente a nosotros. Temerosos de lo desconocido y rápidos para atacar a los que no eran como nosotros, nuestras comunidades se construyeron para excluir a cualquiera que fuera distinto. Esta tendencia era una expresión básica de las respuestas de lucha/huida y de reacción de nuestro sistema nervioso, patrones de comportamiento condicionado diseñados para asegurar nuestra supervivencia y la continuación de nuestra especie.
Por desgracia, este comportamiento no desapareció simplemente cuando nuestras sociedades empezaron a evolucionar para incluir así una población cada vez más diversa. El hecho de ser temerosos e intolerantes con las personas que no son como nosotros sigue siendo una de las partes más primitivas de nuestro sistema nervioso.
Y entonces ¿cómo podemos trascender nuestro viejo, anticuado, miedoso, discriminatorio e intolerante comportamiento? En un mundo que parece estar al borde de la confrontación, ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros para conseguir paz, compasión, aceptación, armonía, igualdad y amor?
En una palabra, meditar.
Aunque esto puede sonar como una respuesta demasiado simplista, y que puede no tener ninguna influencia real sobre el problema del que estamos hablando, el verdadero poder de la meditación no sólo radica en su capacidad para aliviar el estrés y lograr el bienestar, sino en su potencial como una herramienta funcional de pacificación y transformación de la conciencia. La meditación regular puede influir en todos los aspectos de nuestro ser, desde el nivel físico grueso hasta las capas mentales y emocionales más sutiles; desde nuestro condicionamiento subconsciente, hasta el nivel celular de nuestro ser. Y cuando la meditación se convierte en una práctica consistente, desencadena una evolución en nuestra conciencia que expande nuestro conocimiento más allá de la vieja visión limitante del mundo.
Veamos cómo la meditación ayuda a promover una mentalidad basada en la inclusión:
Alivia la lucha o la huida y las respuestas reactivas
La división y la actitud defensiva nacen de estados de conciencia basados en el miedo. Tanto las respuestas de lucha o huida como las reactivas tienen su origen en el miedo y la ansiedad. La meditación permite que la mente se asiente en la quietud de la Respuesta de Conciencia Descansada, regulando a la baja las señales de peligro del sistema nervioso. Cuando estamos tranquilos, asentados y relajados, somos mucho más capaces de pensar, hablar y actuar desde un estado de conciencia más claro y abierto. La meditación nos permite bajar la temperatura y salir de la alerta roja desde donde podemos ver las cosas en un contexto no basado en la supervivencia.
Libera las nociones preconcebidas
La meditación nos ayuda a ver las cosas “como son” y no como creemos que son. Nuestras nociones preconcebidas influyen en nuestras percepciones a niveles sutiles, por lo que resulta difícil ver las cosas como son realmente, o desde el punto de vista de otra persona. Con la meditación, las etiquetas y los juicios se aflojan y nos permiten ver las cosas, las personas y las situaciones independientemente de nuestros sentimientos sobre ellas. Somos más capaces de “ponernos en el lugar del otro” e intentar comprenderlo.
Reconocimiento de los prejuicios inconscientes
Los prejuicios inconscientes son estereotipos y juicios sobre determinados grupos de personas que se forman fuera de nuestra conciencia. En otras palabras, no sabemos que tenemos estos prejuicios. Funcionan por debajo de la superficie, influyendo sutilmente en nuestras elecciones y creando posibles comportamientos. El espacio expandido de la meditación puede ayudarnos a ser más conscientes de los prejuicios que podemos estar albergando y empezar a desmantelarlos. La conciencia meditativa “enciende las luces” para que podamos reconocer más claramente las creencias obsoletas que ya no nos sirven y tomar medidas para cambiarlas.
Crea un espacio de corazón compasivo
La compasión es un subproducto rutinario de la práctica regular de la meditación. Cuando salimos de nuestro sentido del yo (nuestro ego) y vislumbramos la quietud en el centro de nuestro ser, reconocemos más fácilmente lo que tenemos en común con los demás. Independientemente de la raza, el género, la identidad sexual, la situación económica o la ideología, todos compartimos las experiencias humanas de envejecer, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte. Independientemente de nuestras diferencias, todos hemos reído, llorado, conocido la alegría, experimentado el miedo y nos hemos preguntado por el misterio de la vida. Con la conciencia expandida que se cultiva a través de la meditación, nuestros corazones están más abiertos a la empatía.
Comunicación consciente
Sin conciencia, nuestra comunicación diaria puede convertirse en un intercambio de información sin sentido y sin ninguna conexión real. El espacio cultivado durante la meditación nos permite experimentar un intercambio más profundo con los demás. Somos más conscientes de nuestra forma de hablar y de cómo podemos hacerla más inclusiva y afirmativa. Además, empezamos a escuchar más profundamente, prestando plena atención no sólo a lo que se dice, sino también a las necesidades tácitas que otra persona puede estar esperando transmitir.
Mantener el espacio
Mantener el espacio es nuestra capacidad de estar presentes con los demás, permitiéndoles sentirse seguros, escuchados, aceptados y libres de juicios. La sensación de espacio ampliada que se experimenta durante la meditación suele extenderse a otros ámbitos de la vida y crea un entorno ideal para compartir y valorar diversos puntos de vista en el que la aceptación y el permiso se convierten en la norma, no en la excepción. Encarnamos una presencia reconfortante y sanadora desde el nivel más profundo de nuestro ser, ayudando a los demás a sentirse cómodos para decir su verdad.
Refuerza la coherencia individual y de grupo
Las investigaciones han revelado que la meditación crea una coherencia de ondas cerebrales y del corazón, especialmente cuando la practican grandes grupos de personas. La coherencia es el funcionamiento ordenado de todo el sistema de manera que apoye el bienestar general y resista la tendencia a la entropía, o el aumento de la aleatoriedad y el desorden que hace que los sistemas se rompan. La coherencia crea una atmósfera curativa tanto para los que meditan como para los que están en su entorno inmediato. Este campo de coherencia es un espacio ideal para alimentar la inclusividad y el valor inherente a todos los individuos.
Construye una conciencia de unidad
El sello de la discriminación siempre ha sido una mentalidad de “nosotros contra ellos”. Se sustenta en una creencia que dice: “para que otro gane, yo tengo que perder”. Sin embargo, cuando meditamos, las fronteras entre “nosotros” y “ellos” se disuelven y reconocemos que esas divisiones son construcciones artificiales que sólo existen en nuestra mente. A medida que nuestra conciencia se expande, lo abarca todo; no hay fronteras, ni divisiones entre personas, naciones o formas de vida.
Como ves, la meditación puede ser la manera más productiva de crear un entorno individual y social de inclusión. Con nuestra conciencia podemos cambiar el mundo, y como meditadores, tenemos la capacidad y la responsabilidad de ayudar a cambiar la conversación global de una de separación, división y alienación a una de aceptación, compasión e inclusión.
Busca el momento del día o de la noche donde puedas estar tranquilo, encuentra la meditación que más se adapte a ti y regálate, diariamente, ese espacio de bienestar, salud y aceptación.
En ANIA LIFE queremos que vivas mejor y tengas más alternativas para alcanzar tu bienestar.
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